domingo, 13 de enero de 2013

Luigi


tumbaollas dijo:
Ayer no di la bienvenida a Luigi el Breve.
El no ha dicho nada aunque yo estoy esperando a sus “apoderados” que son unos primos ganaderos que me están buscando y son, los primos de Luigi, ganaderos recios de los que embisten. No les faltan razones.
Una insomne noche me poseyó la envidia (qué mala es) y al desayunar ginebra (catalana) tomé la decisión: voy a secuestrar a Luigi, me apropiaré de sus “ocurrensias” y en un par de días alcanzaré la Ondulación. En una “masmorra” lo retuve una semana. Entendía que si le presionaba adecuadamente se le escaparía alguna luigiada y una grabadora la recogería. Viendo que no daba resultado pues no decía nada apreté las tuercas y limité su pitanza a una escudilla de cacao Hacendado con sopas de pan duro. Mostraba ya signos de agotamiento y yo mes la veía felices: a que suelta alguna, me decía. Ni por esas, el preso no cantaba. Ahora sé de la traición de la Mari que a mis espaldas le facilitaba jamón serrano y pan de Matiena; también eché en falta yogures de coco y un táper de albóndigas que tenía para don Sursum y lo que es peor 25 croquetas de jamón y 25 de bacalao que apalabré con Neo para la Nochebuena. Todo se lo comió el secuestrado al que puse a dieta. La operación asemejaba fiasco y empeoró. Un mal día que entré en el zulo para presionar, dejé mal cerrada la cancela y Luigi y el gato huyeron. El eunuco volvió por hambre, Luigi se embarcó en la Argos y lo perdí para siempre.
Ha sonado el timbre, será el cartero porque los primos no creo que llamen a la puerta.
Ay! qué acojono tengo.

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